Desconocidos

La confianza sin fianza es el peso
que más nivela la balanza de la cordura,
cuanto más dura se hace esa soledad
sin premura que invade hasta los huesos.


Cuando llamas al portón de la desolación
portando compasión nocturna sin pretensión,
solo encuentro consuelo en la urna de sabanas
que compartimos mientras nos partimos el corazón.

Dos figuras sin más vestiduras que el negro
que vierten las luces apagadas, avergonzadas,
envidiadas por tantas estrellas cotillas,
peleandose por mirar tras la persiana de mi ventana.


Solo la almohada empapada nos recuerda que al final
de la función volveremos a ser dos desconocidos,
que recordarán este sin sentido como único motivo
por el que siguen vivos, sin entender nada.

Tenemos nueva sincera en la sala, "Lokura", y de postre algo en directo.