Tengo una caja de la firma Pandora, la abriré aquí algunas noches a algunas horas
jueves, junio 19, 2008
Tiempo de asperezas
Aquí se cierra una etapa de más a menos, dos años de cambio, de acabar con la pereza, de aprender a vivir con asperezas, y a empezar a no saber decir que no. Gorjeos termina aquí, la sinceridad a medias tintas, el rechazo a piernas tontas, las tardes de pijama, el exceso de cama en ausencia de dramas.
Dicen que la vida aprieta, pero no ahoga, que la soga afloja según el camino que escojas, y que cuantas más palabras metas entre las hojas del diario, menos dientes tendrán los peces de tu acuario.
Dicen que la vida siempre tiene algo preparado, un laberinto, un pareado, una salida, sigue el instinto, que te dejes llevar, que seas paciente, prueba a dejarte arrastrar por la corriente, a ser uno menos entre el ganado.
Dicen que la vida es un suspiro, que estamos de paso, que luego viene el retiro, llega el ocaso, que haces repaso en el último respiro mirando el vaso, y valoras las horas de vuelo alto, de vuelo raso.
Tengo el corazón en remojo a ver si salen las manchas de vino tinto con el que pinto las ganas de volver a mirarte de reojo.
Tengo el corazón en remojo a ver si ablando la escarcha que dejó caer tu espalda cuando me incluiste entre los rastrojos.
Tengo el corazón en remojo a ver si te aflojo el cerrojo, pero siempre se sacude para secarse como los perros que acuden al reflejo de cristales en el suelo de mis desvelos.
Siento actualizar tan poco, han pasado muchas cosas, ultimamente ando trabajando en que esto no sea solo leído, también escuchado en forma de música. Espero no tardar mucho en colgar algo.
"Ninguna mujer tiene dueño", musita Dante, en un sueño de noche de verano, fumando en el porche, bebiendo cerveza, con un nudo de "merca" en la cabeza.
Si ocho Coronitas y dos gramos de farla no es bastante para aclarar la parla, se saca la cajita del Mago de Oz y pasa al típico whisky que quiebra la voz.
No es el tópico utópico de filosofía de bar, barra, taburete, farra y abrazar el retrete, es más bien la teoría del que solo destruyendose construía rios de fantasía sobre el mar.
Y quemar banderas en el apogeo del babeo mental, y llenar de caderas la entrada al vacio existencial, que echa de menos las praderas, y de más las aceras.
En esta segunda crónica improvisada, alcohólica, sobre un papel por desvirgar, voy buscando la retórica de una mirada con el sudor que brota del soñar.
Y estos celos vuelven a perder la esperanza cobrando por volar un sueldo que no alcanza para dormir de dia, bebiendo en copas vacias, y volver a frecuentar un reloj que no avanza.
Y es que estaba lloviendo, o está, ya no lo se, con los auriculares no me entero del silencio de esos "peros" que siguen mordiendo los puntos suspensivos que llevan por teloneros.