martes, septiembre 26, 2006

Demasiado pronto III

Anteriores: Demasiado pronto I, Demasiado pronto II

El chirriar de los frenos del tren deteniéndose ante él le trajo recuerdos de otros tiempos… Del día que terminó la carrera, cuando su pelo aun conservaba el color; del día que termino el periodo como becario y la ilusión que le hizo que le quisieran contratar en la misma oficina en la que, hasta esa misma mañana, llevaba veintiún años fichando todos los días a las ocho, los veintiún años que llevaba tomando esa misma línea de metro a diario… También le vino a la memoria aquella mañana de sábado, a mediados de Marzo, que fue a dejar unos papeles en su despacho, y al volver entró en la cafetería que hacía esquina en la misma calle a pedir cambio para la cabina… De como a partir de aquella mañana iba todos los días a tomar café a la misma cafetería para ver a la camarera… De como tardó dos semanas en atreverse a decirle algo que no fuera "Cortado sin azúcar, por favor"… Del brillo que había en sus ojos cuando la recogió allí mismo por la tarde… De como fueron los días felices con ella… De como el ocaso de esos días trajo el amanecer de los celos… Del brillo que había en sus ojos el primer día que lloró, el primer día que le prohibió salir de casa… Del primer golpe… Del último "te quiero"… Del primer "te odio"… Del último "te odio"… Del último golpe.

El vagón estaba vacío, de personas, lleno, de pintadas las paredes despintadas, de arañazos en los cristales, de asientos rotos; el vagón era él por dentro, vacío, era él por fuera, lleno. El viaje se le antojó corto, aunque a eso estaba acostumbrado, dicen que cuanto más se viaja más pequeño se te hace el mundo… Ese recorrido era su mundo, nunca había viajado más allá de aquella línea de metro, no su cuerpo, y apenas su mente desde que tuvo responsabilidades.

Al salir del metro solo había que cruzar la calle para llegar a la cafetería, el tintineo de la campana que colgaba de la puerta para llamar la atención, no llamó la atención de nadie, no había nadie en el local… Solo ella, sentada al fondo de la sala mirando por la ventana, parecía no haberlo visto, sobre la mesa un café… Cortado sin azúcar, y un cenicero. Se sentó frente a ella sin decir nada, tocó la taza, estaba caliente, encendió un cigarrillo y lo apoyó en el cenicero; ella se giró y se miraron a los ojos, ya no había brillo en ellos, estaban vacíos… Inexpresivos. Permanecieron así un minuto, sin pronunciar una palabra, un reproche, un "te quiero", nada.

Apartó un segundo la mirada para dar una calada al cigarrillo y coger la taza, en ese momento ella abrió la boca y las palabras volaron a cámara lenta hasta su oído. Devolvió la taza a la mesa, el café aun estaba demasiado caliente, volvió a apoyar el cigarrillo en el cenicero, aun no había suficiente ceniza para que cayera por su propio peso, y volvió a mirarla a los ojos. Aun no había escuchado lo que acababa de oír, aun no era consciente cuando sus neuronas vacilaron y la boca quedó entreabierta, no volvió a cerrar los ojos, no volvió a respirar, murió con la cara de quien no da crédito a sus sentidos.


...

El graznido de un cuervo retumbó en su cabeza con el eco de la resaca, entreabrió un ojo esperando que la luz lo deslumbrara, pero el día estaba nublado; había sudado aquella fría noche de Octubre, las sabanas se le pegaban a la piel, le dolía la cabeza. Se levantó y fue hasta la ventana, el aire estaba viciado aquella mañana, la gente andaba mirando al suelo con los hombros encogidos bajo el abrigo...

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La tercera parte de la historia, YouTube vuelve a estar caprichoso y no me deja colgar videos, espero actualizar el post en breve con uno. Dentro de poco la cuarta y última parte...

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sábado, septiembre 23, 2006

Granos de arena

Hay quien prefiere ciento en mano
a volar sobre sus propios cimientos,
hay quien prefiere creerse soberano
para usar pan de ayer como ornamento.

Hay quien prefiere probar el silencio
de los días contenidos entre nudillos,
a desahogar el torrente intravenoso,
y partirse los anillos para salir del foso.

Hay quien prefiere seis veces por semana
tirar su tiempo por una ventana tapiada,
y despertar el séptimo día por la mañana
con sus ilusiones tras puertas cerradas.

Sin embargo yo prefiero no pintar
las paredes de este cuarto sin ventana,
solo quiero granos de arena que profanar
de días que nunca amanecen por la mañana.

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Hoy como no, video de otro "maldito" que además ya está cumpliendo condena... En breve, tercera parte del relato.

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miércoles, septiembre 20, 2006

Demasiado pronto II

Anterior :Demasiado pronto I
Aun tenía un poco de resaca, sobre la mesa del salón un cenicero atestado de colillas, el periódico del día anterior manchado de café y un vaso con un dedo de whisky que hizo desaparecer por su garganta para espabilarse. No había nada que comer, el frigorífico estaba estropeado y la despensa apenas contenía unas latas de conserva; hacía más de un mes que sobrevivía a base de tabaco, whisky y los menús del chino que había en la esquina… la basura empezaba a oler.

Se puso la camisa y los pantalones del día anterior, olían a tabaco, cogió las llaves y salió sin echarlas. Tras el portazo, el silencio que reinaba en el oscuro pasillo que conducía a la escalera fue corrompido por el llanto de un niño en algún apartamento cercano, al compás de los azotes y consecuentes gritos del supuesto padre… Un mueble fue arrastrado, la madre gritó, el padre golpeó de nuevo, esta vez a ella, y salió como una exhalación del apartamento dejando la puerta entreabierta, en su galopar hacía la escalera se encontraron mirándose a los ojos, un segundo, advirtió un sentimiento de auto-repulsión que le recordó a alguien… A sí mismo; contempló la imagen que quedaba dentro de apartamento, la madre tirada en el suelo bocabajo sangraba por la nariz, sollozaba, mientras su hijo se abrazaba a ella por detrás interponiéndola entre él y el señor que corría escaleras abajo, ya no lloraba, su cara solo albergaba odio.
Salió del edificio y caminó calle abajo en dirección al metro. Los domingos el mundo iba a cámara lenta, los árboles, los toldos, la gente, los perros… Él, todo se movía más despacio que el resto de los días; la ciudad estaba casi desierta y el cielo nublado, gris, era un día perfecto para el juicio final.

Bajó las escaleras de la boca de metro y esperó en el andén, "próximo tren en 5 minuto" decía el luminoso, la "s" no funcionaba. Sintió una presencia a su espalda... Se giró y descubrió a un mendigo disponiéndose a instalarse en el banco que tenía detrás; un banco de piedra, de fría piedra, de dura piedra; pensó él, y se conmovió un momento, el tiempo de mirar a los ojos al mendigo y leer su mirada, esa mirada rezumaba paz, plenitud, ausencia del cruel mundo que lo golpeaba… Se recostó, sacó un cartón del bolso de cuero gastado que llevaba y lo colocó delante de él a modo de cartel, "no pido su dinero ni su caridad, solo pido que me dejen dormir tranquilo"; en ese momento lo entendió, era la mirada de alguien que había vivido, que había cumplido consigo mismo, que no tenía cuentas pendientes, que no pedía para morir sin deber nada, en paz; y el sentimiento de auto-repulsión volvió a aflorar… De pequeño su sueño siempre fue ser detective privado, como los de las películas en blanco y negro que tantas veces veía con su padre, atrapar a los malos, quedarse con la guapa, ser un héroe… Pero fue su padre el que le obligo a estudiar una carrera, a hacerse contable, a labrar un futuro decente sin fantasías de niños, fue su padre… Y su primer verdugo.

Asomaban las luces del tren por el túnel...

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La segunda parte de la historia, y de postre, sonido con sabor andaluz...

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sábado, septiembre 16, 2006

Demasiado pronto I

Devolvió la taza a la mesa, el café aun estaba demasiado caliente; volvió a apoyar el cigarrillo en el cenicero, aun no había suficiente ceniza para que cayera por su propio peso; y volvió a mirarla a los ojos. Aun no había escuchado lo que acababa de oír, aun no era consciente cuando sus neuronas vacilaron y la boca quedó entreabierta, no volvió a cerrar los ojos, no volvió a respirar, murió con la cara de quien no da crédito a sus sentidos.

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El aire estaba viciado aquella mañana, la gente andaba mirando al suelo con los hombros encogidos bajo el abrigo, subordinados a algo que nadie sabe bien qué es, guiados por un control remoto que solo se desactiva de noche, a la hora de soñar. Él estaba asomado a la ventana que daba a la avenida, con un cigarrillo apoyado en el alfeizar, aun en ropa interior y rascándose la barba de tres días. Los fines de semana no se afeitaba, no había que ir a la oficina, no había porque estar presentable para nadie más que para si mismo, y aquel domingo de Octubre no iba a ser menos.

Sonó el teléfono, siempre dejaba que sonara cinco veces y a mitad del sexto tono descolgaba, así se aseguraba de que si esperaban tras el auricular era porque realmente tenían algo que decir; era Sarah, hablaba en tono nervioso, al principio se trabó un poco, hasta la tercera palabra no fue capaz de encadenar una frase coherente.

- No digas ningún nombre.- le advirtió ella mientras trataba de calmarse- Nos vemos donde aquella tarde de Marzo en una hora, no hables con nadie y sobre todo no te retrases, no puedo decir nada más por aquí. Te quiero.

Y mientras el teléfono quedó comunicando su pecho acompasó su ritmo con él. Lo que le puso nervioso fueron las dos últimas palabras que pronunció Sarah. Hacía años que no le decía eso, ni siquiera los últimos meses que estuvieron juntos...

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Rescatado del baúl de los reencuentros, últimamente ando rebuscando en él y hoy me he encontrado con esto, hace tiempo que lo escribí, si os pica el gusanillo seguiré colgando el resto de las partes, alguno puede que ya lo hubiera leído en el blog antiguo. Y como la cosa va de oscuro, voy a colgar este tema que hacía mucho también que no escuchaba.

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miércoles, septiembre 13, 2006

Spanish History Equis

Jacinta cogió a su madre una mañana y le dijo, “Mama, no quiero ser artista”. Por eso no se fugó a Madrid, con lo puesto, en busca de una oportunidad. No tuvo que trabajar poniendo copas los primeros años y nunca llegó a triunfar sobre un escenario, no ganó millones ni tuvo ningún romance con actores de renombre, ni siquiera fue chica Almodóvar; no coqueteó con las drogas, ni casi murió por sobredosis de tranquilizantes; no participó en ninguna edición de Gran Hermano ni fue nunca a un programa de prensa rosa. Jacinta es literalmente la persona más feliz de España. Ha conseguido su meta en la vida, no ser artista, vive en una casa en el campo, lo más cercano a la civilización que tiene es una aldea de 162 habitantes a 30 kiló￳metros; en ella vive Diego el panadero frustrado, pero eso es otra historia.

Aquí teneis el relato de la suerte escrito, leido por Male gana todo el cuerpo que no tiene, podeis escuchar la grabación en la zona de audio de su blog, Mi vecina Martier.
Hoy vamos a cambiar un poco de tercio musicalmente, estaba entre dos temas de este grupo, y como no supe por cual decidirme, he puesto los dos.


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lunes, septiembre 11, 2006

Meme...o

India Ning me manda un meme, yo no sabía que estas cosas se llamaban así hasta ahora mismo, ya se sabe, no te acostaras...

Brevemente explico de que va la cosa, hay que escoger a un artista y contestar a una serie de preguntas con titulos de canciones del artista; yo como no, voy a escoger a Joaquin Sabina, porque es un maestro y mu apañao pa los títulos de sus temas.

Preguntas y Respuestas:

1- Eres hombre o mujer: Manual para heroes o canallas.
2- Describete: Tan joven y tan viejo.
3- Qué sienten las personas cerca de ti: Carguen, apunten, fuego.
4- Cómo te sientes: Como un dolor de muelas.
5- Cómo describirías tu anterior relación sentimental: Juana la loca.
6- Describe tu actual relación: Ya eyaculé.
7- Dónde quisieras estar ahora?: Donde habita el olvido.
8- Cómo eres respecto al amor?: Y sin embargo.
9- Cómo es tu vida?: Cerrado por derribo.
10- Qué pedirías si tuvieras sólo un deseo?: Besos en la frente.
11- Escribe una cita o frase famosa: Donde dijeron digo decid Diego.
12 Ahora despídete: Al ladrón, al ladrón.


Hago la putada de pasar el Meme a:


-De Vicente.
-Sergisonic.
-Varo (en su defecto Baco).
-Maik Pimienta.
-Malevolia.

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domingo, septiembre 10, 2006

La inercia de las palabras


Siempre supe de la inercia de las palabras,
de lo difícil de detenerlas,
contenerlas,
para tener controladas intenciones macabras
que tercian en el silencio,
tras pronunciarlas.

Siempre quise cogerle la medida al decir
para coserle, con el saber,
una camisa de fuerza al pronunciar,
firmar un camino
para salir de la celda de mi boca,
donde no se puede dormir,
donde el hablar suelda cada eslabon
de la cadena del hablar,
que choca con unos huesos de arena
que terminará por deshacer,
ansiando la libertad del callar.

Seguimos con temas en directo, un clásico, imno de trasnochadores y gente que duerme con la persiana bajada hasta abajo. A ver quién me dice qué mito en vida del rock canta este tema en el disco que salió publicado como homenaje al autor del mismo, anda que os quejareis, lo he puesto facilito.

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martes, septiembre 05, 2006

Vagones con prisa


En la estación de la meditación
no median vagones con prisa,
solo pasan trenes de tentación
que a paso lento me quitan la camisa.

Mientras trato de conservar la sisa,
la confusión trama contra la razón,
sin dejarme opción ni misa,
en la que confersar mi desesperación.

El banco de la voluntad está vacio
de razones a salvo del traspies
de saberse rameras de intenciones,
bastardas sin un padre burgués.

El viento silba bajo el cielo
mientras yo silbo esperando
el tren que me despegue del suelo.




Hoy las dos imagenes son mias, de nuevo pido perdón a todo el que sepa algo de fotogafía y le duela la vista al mirarlas; la de la izquierda es de la estación de tren del pueblo donde nació uno de los grandes de la música, Sabina, a ver quién me dice qué pueblo es.
No se como andará de calidad de sonido el video, no me suenan los videos de YouTube ahora, no se por qué, así que ando colgando los videos a tientas, espero que suene bien, el tema se lo merece.

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