Algún día
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Tengo una caja de la firma Pandora, la abriré aquí algunas noches a algunas horas
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Joder, está mirando otra vez, no se como lo hace pero no puedo moverme, no puedo apartar los ojos, ¿por qué siempre aparta la mirada antes que yo?, debe ser una habilidad innata, no puede ser, va a pensar que soy un enfermo que no deja de mirarla, cuando ni siquiera quiero levantar la cabeza de los apuntes por miedo a descubrir como se ríe de mí con la amiga, pero no puedo evitarlo, no puedo evitar volver a mirarla.
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conseguido llevarse bien con ella, se le metía por todos los orificios que no cubriera, le irritaba y le producía alergia; por ello, aún en pleno agosto, debía llevar todo el cuerpo tapado, incluso la cabeza con una capucha y unas gafas para los ojos. Era muy engorroso, demasiado, pero él no había elegido ser panadero, le llegó por herencia, su padre y todos sus ascendientes lo fueron; él no podía fallarles, no podía fallarle a su padre, único familiar en vida que le quedaba, y por poco tiempo, estaba prácticamente en su lecho de muerte. Diego rompería con la tradición familiar, pero no lo haría hasta que su padre no se fuera, no le importaba que una aldea de 162 habitantes se quedara sin pan; él quería ser teleoperador, era su sueño, desde que hacía unos años leyó en el periódico, que traía en el coche su primo de la ciudad una vez al año, que era una profesión en auge decidió que ese era su futuro, en el pueblo no había prensa, ni televisión, ni radio, y él ni siquiera sabía qué era un teleoperador, pero por el nombre tenía que ser algo importante, un médico que operaba a domicilio o alguien que mandaba, si, tenía que ser algo de eso, y el tenía que viajar a la ciudad y llegar a serlo, así obtendría el respeto y la admiración de su pueblo, sería un héroe local.
Os suelto un cacharro de estos para que me enlaceis también!!!! si será por pedir...
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Desperté hace escasamente un par de horas, con la lengua como la cortina de un cuarto de baño, los ojos como dos puñaladas en un tomate, y la cabeza como un bolsillo con manchas de humedad por las goteras. La dificultad que me supone en este momento la reconstrucción de un intervalo temporal dado es proporcional a la confianza que se puede llegar a tener con un trozo de vidrio al que besar. Ayer la noche fue demasiado larga, demasiado estrecha, y sobre todo, con el techo demasiado bajo, no cabía escapatoria, “sigue el camino de baldosas amarillas”, en mi caso, siendo daltónico, puede que sean hasta verdes. Lo encontré todo demasiado encorsetado dentro de conversaciones preestablecidas, preacordadas, preocupantes; ser simpático sin ser cargante para ellas, ser elocuente sin ser un listillo, ser sutilmente descarado, ser original una vez por cada rango de 10 minutos, ser interesante guión tímido; ser demasiadas cosas, ser demasiadas personas, cuando me suele costar ser solo una, cuando no se ni quién soy yo.
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Debían ser las tres de la tarde de hoy cuando me dio por salir a comer fuera en vez de hacerlo en casa antes de volver al trabajo, a veces hago eso por variar un poco la rutina algún día entre semana, y de camino conozco un sitio nuevo al que invitar a cenar a alguna becaria nueva que me entre por el ojo. Hacía un par de semanas habían abierto un restaurante oriental a dos calles de la oficina, de estos en los que la comida la hace un diestro malabarista en una gran plancha delante de tus narices, podría ser interesante. Entré en el local y rápidamente me dieron asiento junto a una de aquellas planchas, si, junto a una de aquellas planchas y cuando me vine a dar cuenta, junto a mi jefa, mi imponente jefa, mujer de negocios, con treintaitantos años esculpidos a base de gimnasio, y con una cara de la mala de la telenovela que no se si da miedo o quita el hipo. Esa mujer me imponía, tanto que inspiraba un sentimiento contradictorio en mi cuerpo, por un lado, siempre que la tenia cerca me ponía a temblar como un flan, y por otro, no podía evitar que mi cabeza se desbocara imaginando mil fantasías de las que ella era la protagonista.Etiquetas: Contando
Soñar es una de las pocas cualidades humanas que me gustan, no se si será por su absurdez, o por el sentido que tiene, el caso es que no puedo parar de hacerlo. Está tarde entré a mirar el blog y las votaciones en 20Blogs, y no pude evitar empezar a soñar con lo que haría con los 3000 euros del premio, pero solo empezar, porque nada más hacerlo me di cuenta de que no sabría que hacer con ese dinero, es cierto que hay muchas cosas que me gustaría comprar, y muchas cosas que me gustaría hacer, pero realmente no hay nada que necesite, no hay nada que sobresalga. Entonces, pensando pensando se iluminó la bombilla, se iluminó tanto tanto que terminó por reventar… Pensé, “si ganara los 3000 euros gracias a los votos de los bloggers, porque no gastármelos en ellos, en organizar una fiesta para ellos, una única noche en la que fundirme los 3000 euros con los todos ellos, una fiesta que todos recordaran el resto de su vida…” Decidido, se que es imposible que gane, pero si remotamente ocurriera eso es lo que haría con el dinero que me darían vuestros propios votos, devolvéroslo en forma de despiporre.Etiquetas: Variando
Esa tendencia de las palabras a terminar hablando sobre tíEtiquetas: Componiendo